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Odontología Neurofocal

Odontología Neurofocal

La odontología neurofocal, es una de las partes importantes de la terapia neural. El estudio médico científico de las interrelaciones del sistema nervioso de la dentadura, tanto con el cerebro y, desde aquí, con el resto del organismo, es decir, con casi todos los órganos, huesos, articulaciones, músculos, glándulas, vasos sanguíneos, los pares craneales y otros elementos de nuestro cuerpo; nos ayuda, en ciertas ocasiones, a solucionarenfermedades como la fibromialgia y, además, nos ayuda a aliviar y a curar muchos otros dolores y enfermedades.

En otras palabras, El tratamiento adecuado de todas las estructuras de la boca incluyendo la dentadura, basándonos en los estudios científicos de la odontología neurofocal, en ciertas ocasiones, nos ayuda a remediar y a poner fin a una variedad de dolores y enfermedades.

Esto es terapia neural y odontología neurofocal. Para la terapia neural nuestro organismo es una sola unidad biológica interrelacionada e intercomunicada, y como la dentadura es parte de esta unidad biológica, algunas veces, ésta, es decir, la dentadura, si no está en condiciones saludables, también participa en causar dolores o enfermedades en cualquier parte de nuestro cuerpo. 

Si desconocemos toda la magnitud que posee nuestra boca en la integridad y unidad de nuestro organismo, mal podemos aliviar y menos curar un sin número de enfermedades que “parecen incurables”. Lamentablemente, en las facultades de medicina prácticamente no se le da, casi, ninguna importancia a la dentadura.  Pero gracias a que somos médicos que realizamos terapia neural e involucramos científicamente, como es lógico, a la boca como parte muy importante en el funcionamiento de nuestros órganos, aparatos y sistemas; podemos dar solución a muchas enfermedades que, desde la dentadura, son reflejadas en otras partes de nuestro cuerpo. Se ha dejado a las facultades de odontología que se encarguen del estudio de la dentadura y, sin embargo, la gran mayoría de los odontólogos, tampoco conocen la odontología neurofocal.

Los seres humanos desde hace muchos siglos hasta la actualidad, observan, reconocen y advierten que la dentadura tiene que ver con determinadas enfermedades.  No es infrecuente escuchar a la gente y a los pacientes contar experiencias tanto personales como de sus familiares y de otras personas, que la dentadura era el “foco” desde donde provenían ciertas enfermedades.  No obstante, ningún médico se interesa por conocer en qué condiciones se encuentra la dentadura de sus pacientes. Los odontólogos que desconocen la odontología neurofocal, tampoco relacionan las patologías o enfermedades de sus pacientes con el estado de su boca.  Pues, a la mayoría de los odontólogos y estomatólogos, con sus respectivas excepciones, “tan solo les interesa” que la dentadura tenga buena apariencia y que sirva para comer.  Pongo algunos ejemplos: pocos son los profesionales de la dentadura que se preocupan del buen funcionamiento de las articulaciones témporo-maxilares o ATM y de la oclusión precisa y exacta de todas las piezas bucales.  Si la ATM o la oclusión no son correctas, pueden aparecer, tarde o temprano, ¡patologías que se convierten en incurables!

 Pocos son los odontólogos que conocen que una pieza endodonciada, es decir, muerta es un “foco” con muchas probabilidades de provocar, en algún momento de la vida, enfermedades corporales.  Generalmente no se toma en cuenta la mezcla de metales en la boca.   Bien estudiado y comprobado está que dos o más metales en la boca podrían provocar una galvanización, o sea, es como que la persona llevase una pila en su boca, y una pila de reloj puede contaminar 600.000 litros de agua, imagínense el daño que podría causar esta mezcla de metales en nuestro organismo.  La Sociedad Norteamericana de Odontología Neurofocal manifiesta que las amalgamas que se utilizan para los empastes dentales son una mezcla de metales entre los que está el mercurio, y el cerebro tiene “avidez” por este metal y que desde la boca, en cantidades ínfimas, poco a poco pueden llegar hasta las neuronas ocasionando alteraciones cerebrales, alteraciones en la memoria y hasta puede ser uno de los motivos que contribuyan a la aparición de la enfermedad de Alzheimer en determinadas personas. Y son muchas y muchas las alteraciones de la dentadura a las que no se le da la importancia que se merecen en bien de la salud de nuestros pacientes. El desconocimiento de la terapia neural y, por tanto, de la odontología neurofocal, es capaz de llevar a algunos pacientes al sufrimiento de un sin número de enfermedades y dolores, e inclusive a tener enfermedades malignas, infartos cardíacos, cegueras, etcétera. No es raro escuchar a los pacientes decir que sus odontólogos les comentan que ¡su boca está en buenas condiciones y muy sana!  Si conociesen la terapia neural y la odontología neurofocal, muchos no opinarían lo mismo. A mis alumnos médicos y estomatólogos (médicos odontólogos), cuando les pregunto, ¿qué opinan de la relación que tiene la boca con las distintas enfermedades?, me contestan que, ¡¡ninguna!!  Pero cuando terminan el Master en terapia neural y odontología neurofocal, se llevan las manos a la cabeza al darse cuenta de la importancia que tiene el estado de nuestra dentadura con determinadas enfermedades que, muchas veces, «se convierten en incurables».  Y es que tratar la dentadura sin conocer la terapia neural y la odontología neurofocal, puede convertirse en errores graves en la salud de nuestros conciudadanos. 

Mis alumnos suelen preguntarse, ¿y por qué no se aprende todo esto en las facultades de medicina y en las facultades de odontología?  Porque lamentablemente no nos permiten difundir estos conocimientos en las revistas científicas.  Y mientras esto no suceda, la negación ante lo evidente continuará. Los científicos alemanes que descubrieron y divulgaron esta medicina científica terapia neural y odontología neurofocal, lo tienen muy claro: «que mientras no se publiquen los conocimientos de esta “prodigiosa” medicina en los journals americanos (revistas científicas norteamericanas), continuaremos siendo desconocidos para la gran mayoría de los médicos y de la población en general».

El desconocimiento es tan grande que, hace un par de años, una paciente que acudió a mi consultorio con varios dolores en su cuerpo, con la terapia neural, prácticamente, conseguí aliviarle sus dolores, menos uno.  En su radiografía de la dentadura u ortopantomografía o panorámica como así se llama esta radiografía, pude observar una alteración en una de sus muelas.  Le realicé un test o prueba con terapia neural en esta muela alterada, y la paciente sintió mucha mejoría de este último dolor que le quedaba en su cuerpo.  Le solicité que a su odontólogo, que en este caso fue un cirujano máximo-facial, le comente lo sucedido y que le trate esta muela.  El cirujano máximo-facial se negó argumentando que la muela estaba en buenas condiciones.  Me puse en contacto con aquel cirujano maxilofacial y le expliqué lo que había pasado con los dolores de mi paciente, y que gracias a la odontología neurofocal, he encontrado que el último dolor que le quedaba a esta mujer estaba relacionado con su muela, que no estaba en “buenas condiciones” como lo decía el cirujano maxilofacial; porque el daño que aquel profesional veía en la muela, para él no tenía ninguna importancia, pero para mi y para la paciente tenía mucha importancia, según lo manda la odontología neurofocal. Durante unos 40 minutos estuvo “muy atento” a las explicaciones que me permitió dárselas sobre lo que es la terapia neural y la odontología neurofocal; me realizó varias preguntas y al final de la conversación me dijo claro que sí compañero, haremos lo que tú dices.  No obstante, a la paciente le dijo que esa alteración de la muela no tenía nada que ver con su dolor y que no le haría nada. Ante esta negativa del mencionado cirujano maxilofacial, le indiqué a mi paciente que acuda a otro cirujano máximo-facial y así lo hizo.  Gracias a Dios este cirujano, luego de hablar conmigo, accedió a realizarle el tratamiento que yo le solicitaba. ¡Oh, sorpresa!, el dolor de la paciente disminuyó considerablemente y, después, con una sola sesión con terapia neural el dolor desapareció.

Qué es lo que pasó en este caso (siempre debo recordarles que no hay dos pacientes iguales), que desde la muela, por las intercomunicaciones nerviosas con el resto del cuerpo se estaba provocando un acto reflejo (el cable cortado).  Debo recalcar, ¡que en la muela la paciente no sentía ningún dolor! (por eso el primer cirujano máximo-facial se negó a tratarla), pero desde esta muela se reflejaba un daño en otro lugar del cuerpo de mi paciente.  Al ser tratada esta muela adecuadamente y según lo dispone la odontología neurofocal, en la paciente se interrumpió este acto reflejo dañino y se alivió mucho (se unió el cable que estaba cortado).  Entonces, solucionado el daño en la muela, con una sola sesión más con terapia neural, la paciente se recuperó completamente. Debo dar gracias a todos aquellos odontólogos, estomatólogos y cirujanos máximo-faciales que a pesar de no conocer la terapia neural y la odontología neurofocal, aceptan las indicaciones de nosotros los médicos terapeutas neurales  y nos ayudan a solucionar enfermedades que parecen incurables. Ventajosamente, cada vez hay más médicos, odontólogos y estomatólogos que aprenden terapia neural y odontología neurofocal.  De esta manera, se convierten en verdaderos artífices en beneficio de la salud de sus pacientes.

Muchas enfermedades de cualquier parte del cuerpo, en ciertas ocasiones, pueden tener su origenes en la boca.